Los destinos más bonitos para la primavera

Ahora que los meses de invierno han quedado atrás, es el momento de mirar hacia adelante y salir a disfrutar de los colores y los aromas de esta estación intermedia. ¿Pero a qué destinos merece la pena viajar en primavera? Te proponemos estos lugares, que están más bonitos que nunca durante los meses de marzo, abril y mayo.

Aunque siga siendo otoño en Sudáfrica, un viaje a Franschhoek puede ser una buena alternativa a la primavera en el hemisferio norte. La ciudad, famosa por su vino y su comida, tiene una tradición vitivinícola con cientos de años de antigüedad.

Es un sitio mucho más tranquilo que los viñedos de Ciudad del Cabo, y aquí podrás conocer de cerca la uva, considerada como la fruta más versátil de la naturaleza. Además, está muy cerca en coche de la ciudad universitaria de Stellenbosch, donde las calles están repletas de cafeterías, boutiques y galerías de arte. De marzo a mayo podrás descubrir las rutas del valle de Franschhoek, que serpentean alrededor de praderas floridas bañadas por la suave luz del sol.

Disfruta de los días frescos y soleados de Franschhoek en Maison Cabrière - Boutique Suites, cuyas suites dan directamente a una terraza privada. Todas las terrazas tienen vistas a un jardín muy bien cuidado y a los impresionantes picos de las montañas Drakenstein.

No importa cuántas fotos hayas visto de Machu Picchu, ninguna le hace realmente justicia. Puedes llegar a la ciudadela en menos de un día, pero deberías dedicarle a la ruta unos cinco para disfrutar de la experiencia completa del Camino Inca. La ruta pasa por puertos de montaña panorámicos, murallas antiguas y ríos serpenteantes antes de que puedas disfrutar de las merecidas vistas a esta maravilla del mundo.

La ciudadela, del siglo XV, se encuentra entre dos picos de montañas andinas y cuenta con terrazas agrícolas muy bien construidas que destacan entre la niebla. En abril termina la temporada de lluvia, pero todavía no empieza la temporada alta, así que habrá menos turistas de lo normal. Podrás descansar en Panorama B&B, en Aguas Calientes, la puerta de entrada a más rutas por las ruinas incas.

La primavera es, probablemente, el mejor momento para visitar Ámsterdam, ya que a la ciudad todavía no ha llegado el alboroto del turismo de verano. Además, es cuando todo el país florece, literalmente. A medida que la zona rural se va despertando después del invierno, los campos que hay entre Ámsterdam, Leiden y Haarlem cobran vida con un estallido de color. Tulipanes, jacintos y otras flores espectaculares se extienden hasta el horizonte para que puedas admirarlas desde una distancia prudencial a pie, en coche o a la holandesa: en bicicleta.

Para mucha gente, Keukenhof es de visita obligada. A partir de marzo, este inmenso jardín floral se vuelve todo un espectáculo. Pero si prefieres ver los tulipanes en su entorno natural, puedes hacer una visita a la pintoresca ciudad de Lisse. Alójate en el Hotel Restaurant de Engel, que se encuentra entre campos de tulipanes: el sitio ideal para empezar tu florida aventura cuanto antes.

Asís es una ciudad tan bonita que no parece real. Se encuentra en una colina en la región de Umbría, entre campos de olivos y cipreses. Es uno de los lugares más culturales e históricos de Italia, y son muy admirados sus frescos del siglo XIII y la increíble basílica de San Francisco. Asís es el lugar donde nació el santo patrón de Italia, San Francisco, que también es patrón de los animales y el medio ambiente. La ciudad es rica en historia, tradición y gastronomía, y visitarla en primavera te permitirá tener prácticamente para ti sus calles, normalmente concurridas.

Durante esta época, las colas son más cortas, los precios son más bajos y la campiña está más despejada. Además, con la llegada de la primavera también florece la exquisita cocina de la región: los famosos salamis, prosciutto y pancetta de Umbría ya están curados y se encuentran en su mejor momento, y las verduras de temporada, como el espárrago triguero, vuelven a la mesa. Alójate en B&B All’Ombra di San Damiano, una antigua casa de piedra de Umbría.

Puede que Yakushima sea uno de los lugares más húmedos del planeta, pero compensa su falta de clima templado con una belleza natural a raudales. Esta isla montañosa y subtropical forma parte del archipiélago de Ōsumi, en el extremo sur de Japón. Es un lugar remoto, aunque accesible en avión, que siempre está cubierto de un verdín perenne y rodeado por un bosque antiguo. Descubre la isla mediante sus pasarelas de madera y puentes colgantes, y déjate cautivar por las aguas termales ocultas y la fauna exótica.

La primavera llega a la isla con una explosión de colores, y el aroma del musgo y las flores impregna los bosques. La yamazakura, o floración de los cerezos de montaña, cubre el popular valle de Shiratani Unsuikyo con una neblina rosa. Después de recorrer la isla, pasa la noche en Wa no Cottage Sen-no-ie, que ofrece cabañas japonesas tradicionales con tatami y futones en medio de la naturaleza.