Lagos encantadores y poco conocidos de Italia

El encanto de los lagos italianos es innegable: rodeados de villas magníficas, antiguos pueblecitos de color albaricoque y montañas recubiertas de bosques. Pero hay muchos más lagos por descubrir en Italia que el de Garda y el de Como.

Aquí tienes cinco lagos de Italia poco conocidos y con mucho encanto.

La carretera de montaña que llega al lago de Scanno pasa por la garganta de Sagitario y los montes Apeninos, y es casi tan impresionante como el propio lago. Al pasar la última curva del pueblo de Frattura, avistarás este resplandeciente cuerpo de agua de color turquesa en forma de corazón, que se formó a causa de un corrimiento de tierras que bloqueó el valle. Scanno es el mayor lago del parque nacional de Abruzzo y su entorno protegido alberga una gran variedad de fauna, desde los patos que nadan en sus aguas hasta el halcón peregrino y las águilas que lo sobrevuelan. Puedes alquilar un hidropedal o una canoa, y también montar a caballo o en bici por el camino que lo rodea. Otra opción es pasar el día nadando y tomando el sol, y hacer un pícnic en la arena de sus orillas. Alójate en Il Palazzo, en Scanno, donde el desayuno se sirve bajo unos techos adornados con frescos y lámparas antiguas.

Las laderas cubiertas de pinos de los Dolomitas descienden abruptamente hasta las aguas de azul profundo del lago de Tovel. Los picos nevados se reflejan sobre su delicada superficie, que parece un espejo. El lago se hizo conocido porque sus aguas se volvían de color carmesí durante los meses de verano, a causa de su gran concentración de algas rojas. Por desgracia, este fenómeno natural no se ha producido desde 1964, pero eso significa que ahora las aguas tienen una tonalidad que va de un azul a un verde cristalino, según el tiempo que haga, que es mucho más apetecible para el baño. A tan solo 100 metros del lago, se encuentra Chalet Tovel.

En la agradable isla mediterránea de Cerdeña, se construyó este lago artificial en la década de 1920 y, en su día, fue el embalse más grande de Europa, con más de 22 km de largo y 3 km de ancho. Actualmente una gran variedad de aves habitan la zona, que es un lugar de gran belleza, rodeado de llanuras de basalto y las áridas montañas típicas de Cerdeña. También está muy cerca de muchos enclaves arqueológicos, incluidos varios "nuraghi" (las fortalezas prehistóricas de piedra que se han convertido en un emblema de la isla). Vale la pena visitar Zuri y su enigmática iglesia románica. Este pueblecito se desmontó por completo y se reconstruyó a varios kilómetros de distancia para dejar espacio al lago, en el momento de su construcción. A una media hora en coche del lago, se encuentra el Hotel Su Baione.

Conocido en Italia como el lugar de entrenamiento de la selección nacional de remo, el lago de Piediluco discurre por el lado de Umbría que hace frontera con la región del Lazio. Aunque no se puede nadar en el lago, el paisaje es espléndido. Una de las mejores formas de disfrutarlo es caminando por algunas secciones de la Via di Francesco, que serpentea entre las montañas hasta llegar a las cascadas de Marmore. También puedes entretenerte mirando los barcos que cruzan el lago desde Villalago, una villa neorrenacentista en cuyos jardines se hacen conciertos al aire libre y otras actuaciones durante el verano. Si tu visita cae entre finales de junio y principios de julio, para la "Festa delle Acque" (un festival dedicado al agua para celebrar el solsticio de verano), podrás ver fuegos artificiales reflejados en las aguas y un desfile de barcos iluminados. El lago de Piediluco es un sitio ideal para probar o perfeccionar tus habilidades para la navegación y el esquí acuático. Si te apetecen unas vacaciones más tranquilas, puedes relajarte en alguna de las playitas. También se puede visitar el pueblo que comparte nombre con el lago para saborear un "gelato" y pasear por sus calles medievales. Justo a las afueras del pueblo de Piediluco, te espera Complesso Agrituristico La Ciriola, una granja que produce su propio vino, mermelada y aceite de oliva.

El color turquesa y la calma del lago del Turano, situado entre colinas redondeadas y cañones escarpados, están en plena naturaleza, a poco más de una hora en coche desde Roma. En sus orillas, se intercalan frondosos salientes de tierra que dan paso a pequeñas playas de arena, a las que se puede llegar alquilando un hidropedal o una canoa. Alrededor de todo el lago, encontrarás pueblecitos medievales como Colle di Tora o Castel di Tora, encaramado en una colina, con típicos restaurantes familiares en los que sirven unas bandejas de "antipasti" deliciosas con quesos y embutidos locales, calabacines asados y "bruschetta" a precios muy razonables. No te olvides de probar los increíbles "gnocchi" con pecorino de Il Vignetto, en Colle di Tora. En el camino de vuelta a Roma, puedes parar a tomar algo en la terraza del Hotel Degli Artisti.