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5 mujeres cuentan sus viajes en solitario


Tiempo de lectura: 3 min
28 de febrero de 2022
Tipo de viaje
Escapada urbana

Viajar sola puede ser una gran aventura. Aparte de los tópicos sobre el autodescubrimiento, salir al mundo sin más compañía que la tuya propia te permite descubrir lugares a tu manera. Puede que muchas mujeres duden al principio al pensar en viajar solas, pero una vez se prueba ya no hay marcha atrás.

Según la empresa de estudios Hitwise, el 55% de las búsquedas de viajes en solitario en 2019 fueron de personas que se identificaron como mujeres. Con los feeds de Instagram inundados de imágenes de mujeres apasionadas por los viajes en rincones maravillosos del mundo, este dato no sorprende. Viajar con la mochila a cuestas y en plan roadtrip está de moda. Estas son las historias de cinco mujeres que trabajan en Booking.com y que se lanzaron a descubrir el mundo por su cuenta.

Billete de ida a Tailandia

Viaje en solitario a Tailandia. Foto de: Bethany Hewitt

El padre de Bethany Hewitt solía decirle una cosa: "El mundo es enorme, asegúrate de verlo". Tuvo una vida llena de aventuras y, cuando murió, Bethany decidió honrar sus sabias palabras. Con 25 años, se compró una mochila y un billete de ida a Tailandia. Allí conoció a una fabulosa comunidad de mujeres que viajaban solas y compartían historias increíbles mientras disfrutaban comiendo y bebiendo. Diferentes culturas, orígenes e idiomas convergieron bajo un único concepto en común: viajar sola. Ese sentimiento de empoderamiento que surge cuando las mujeres se unen persistió incluso después de que sus caminos se separasen. La experiencia sirvió para ver que, cuando una persona viaja sola, se encuentra y conoce a otra gente de una manera diferente a como lo haría si viajara en grupo o en pareja.

Chai matutino en Bombay, delicias vespertinas en Tiflis

Amritsar, India

Incluso con 27 países a sus espaldas, Majda Rafii descubre que son los encuentros casuales los que hacen que un lugar sea memorable. Tras acostumbrarse a la idea de estar fuera de su zona de confort, descubrió que era mucho más receptiva a vivir nuevas experiencias. Eso le ayudó a dar forma a su manera de afrontar el día a día, con la ventaja adicional de poder ver lugares impresionantes. Su país favorito para visitar es la India, donde ha estado seis veces. El Templo Dorado en Amritsar y el Taj Mahal la han cautivado, pero no tanto como la gente. Su habitual chai matutino en Bombay siempre iba acompañado de la sonrisa de quien se lo servía. Más allá, en Tiflis, vivió otras experiencias que le emocionaron tanto o más. Recuerda especialmente a una anciana con la que tuvo conversaciones enteras solo haciendo gestos con las manos y que la obsequió con dulces del lugar.

Encuentros interestelares en la Patagonia, Chile

Patagonia, Chile. Foto de: Chelsea Hobbis

Las montañas nevadas de la Patagonia siempre han seducido a gente con ganas de explorar y maravillarse ante tanta remota belleza. La naturaleza, con su sublime magnitud, hace que nos demos cuenta de nuestra pequeñez mientras nos inunda con su paz. Eso era lo que sentía Chelsea Hobbis cada vez que contemplaba sola el amanecer, sabiendo que la inmensidad de la Antártida se encontraba al otro lado del horizonte.

Estaba acostumbrada a recorrer sola los senderos montañosos de Torres del Paine, pero en su última noche, mientras observaba las estrellas, se le acercó un hombre, se sentó a su lado y le preguntó si quería saber algo más sobre eso que estaba mirando. Lo que transmitía su presencia le gustó, y Chelsea le dijo que sí. Le señaló exactamente el lugar por donde los brazos de la Vía Láctea cruzan la galaxia y le explicó todo lo que había en el cielo. El hombre resultó ser profesor de Astronomía de la Universidad de Chile, en Santiago. Eso es estar en el lugar correcto en el momento correcto.

Encontrar la paz bajo el agua en Filipinas

Filipinas

Si eres una mujer que viaja sola, es habitual encontrarse en situaciones en las que simplemente tienes que enfrentarte a tus miedos para superarlos. Ir sola de isla en isla en Filipinas fue la manera que tuvo Alexia Brink de superar su miedo al mar abierto. Atravesó las montañas del norte de Luzón hasta llegar a las playas del sur de Mindanao, obtuvo su certificación en aguas abiertas y probó el buceo libre. Supo cómo encontrar la calma en las profundidades del mar azul, al que temía, y fue capaz de hacer unas fotos increíbles.

Chapuzón en Taghazout, Marruecos

Taghazout, Marruecos

El pueblo de pescadores de Taghazout, en Agadir, Marruecos, ofrece un ambiente rural y es un destino top tanto para surfistas como para yoguis. Desde el inicio de su viaje, Sarah Templeton convivió con dos fuerzas opuestas: la calma de lo espiritual y la adrenalina de la aventura. Y es que el comienzo no fue fácil, ya que rechazaron su tarjeta y el personal del campamento yogui de surf al que iba se olvidó de recogerla. Pero Sarah mantuvo la calma y la suerte estuvo de su lado. Esperó en el aeropuerto y se las arregló para encontrarse con otra gente que iba al mismo campamento, y así empezaron las mejores vacaciones de su vida. Se despertó viendo a los pescadores navegando al amanecer, surfeó todos los días y practicó yoga mientras el sol se sumergía en el Atlántico. Sin embargo, su recuerdo favorito es una inocente anécdota que tuvo como protagonista a un niño que servía té en la playa. Ella le pagó de más por error, así que el niño le fue sirviendo té de menta mezclado con absenta durante todo el día. Que todos los errores sean así.